Inicios
Debido a la imperante necesidad de modernizar y concentrar las diferentes facultades y escuelas madrileñas, a partir de 1929 se inicia el proyecto de creación de la Ciudad Universitaria.
La ejecución del proyecto urbanístico estuvo a cargo del arquitecto y Director de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, don Modesto López Otero, quien organizó una oficina técnica donde reunió a un equipo de jóvenes arquitectos.
Tras la llegada de la Segunda República, el 22 de octubre de 1931 se promulgó una Ley para crear la Junta de la Ciudad Universitaria que continuó el proyecto.
A partir de 1932, López Otero fue sustituido de la dirección técnica por el arquitecto don Manuel Sánchez Arcas, quien ya había construido para la Ciudad Universitaria el Hospital Clínico (1928), el Pabellón de Gobierno (1930) y la Central Térmica (1932) con la colaboración de don Eduardo Torroja.
Inauguración
En 1932 se finalizaron las obras de la Facultad de Filosofía y Letras, diseño del arquitecto don Agustín Aguirre López. Sería el primer edificio en funcionamiento, tras ser inaugurado por la República.
La solemne inauguración tuvo lugar un domingo 13 de enero de 1932, debido a que el lunes darían comienzo las primeras clases que albergarían a cerca de quinientos alumnos. Se inauguraba la parte izquierda de la Facultad, su arquitectura era sobria y elegante, con veintiséis aulas amplias, ventiladas, confortables y decorosas. En el interior todo era confortable, amplios pasillos con paredes de mosaico, salones de conferencias, recogidos cuartos de estudio, bellos comedores, moderna biblioteca y perfectas instalaciones higiénicas. La fachada de color rojo y adornos blancos, con amplios ventanales. El edificio constaba de cuatro pisos y una amplísima azotea, sobre ella enarbolaba la bandera nacional de la II República Española. El material pedagógico era nuevo y moderno, los pupitres de aluminio y madera, con la sobriedad propia del fin a que se le destina.
Como requería la importancia del acto asistieron numerosas personalidades: el presidente de la República, don Niceto Alcalá-Zamora; el jefe de Gobierno, don Manuel Azaña; y los ministros don Indalecio Prieto, don Fernando de los Ríos, don Luis de Zulueta, don José Giral Pereira y don Indalecio Prieto; también asistió el rector de la universidad, don Claudio Sánchez-Albornoz, el alcalde de Madrid, don Pedro Rico y el ilustre escritor don Miguel de Unamuno.
La inauguración de la nueva Facultad de Filosofía y Letras constituía uno de esos actos en los que se revela por modo intenso y claro el nuevo estilo que la República trajo a la vida nacional.
El socialista, don Fernando de los Ríos inspirado en su particular sentido humanista destacó: «Una Universidad es única a condición de tener un nuevo Etos universitario, o sea una conducta universitaria. Del concepto que la Universidad tenga de la misión o del destino histórico del pueblo a que sirve depende su utilidad. Y esta Universidad actual nace cuando España necesita una renovación en todos sus hombres».
El presidente de la República, Alcalá-Zamora, tomo la palabra disertando: «¿Por qué es la Facultad de Filosofía y Letras la primera que se ha inaugurado en esta Ciudad Universitaria? Porque se lo merece. Porque es una Facultad que en el tiempo es la más perenne, porque en extensión es la más amplia, porque en cometido es la más bella y porque como disciplina es la más humana. Porque en ella se siente como en ninguna la maternidad anímica, el ansia de lo universal. Por la profundidad de lo que aquí se estudia. Por el fondo del desinterés que en ella hay. Y entre todos, por el afán inmenso, admirable, incorregible, que en ella existe siempre de asomarse a alguna nueva altura desde donde se pueda alcanzar el conjunto del saber».
Terminados los discursos, el jefe del Estado, ministros y demás invitados recorrieron detenidamente todas las aulas y dependencias de la Facultad. La Facultad de Filosofía y Letras albergaría a quinientos alumnos, de los cuales el 80% eran mujeres. El nuevo edificio constituía un orgullo nacional. La facultad se dividía en cuatro secciones: Filosofía, Letras, Historia y Pedagogía.
Guerra Civil
Durante la Guerra Civil los edificios de la Ciudad Universitaria estuvieron en la primera línea del frente por lo que algunos sufrieron muchos daños o fueron destruidos. El arquitecto Manuel Sánchez Arcas se vio obligado a exiliarse a la Unión Soviética y Polonia donde trabajó en proyectos de reconstrucción de Varsovia. Con la llegada del franquismo fue depurado con una inhabilitación perpetua para el ejercicio público y privado de la profesión, pese a que en 1932 recibió el Premio Nacional de Arquitectura por su proyecto de Central Térmica de la Ciudad Universitaria.
Durante los años 1941 y 1942 se llevó a cabo la reconstrucción de la Ciudad Universitaria, para ser nuevamente inaugurada el 12 de octubre de 1943.
La fotografía que ilustra el artículo corresponde a la mesa presidencial del acto de inauguración de la Facultad de Filosofía y Letras, el domingo 15 de enero de 1932. De izquierda a derecha: don Luis de Zulueta, don Manuel Azaña, don Niceto Alcalá Zamora, don Fernando de los Ríos, don José Giral Pereira y don Claudio Sánchez-Albornoz
Equipo de redacción de Eco Republicano