Gabe Abrahams
Adolf Florensa Ferrer (1889-1968) fue un destacado
arquitecto catalán natural de Lérida. La ciudad de Barcelona y su arquitectura
le deben mucho, más de lo que uno puede presuponer al escuchar su nombre por
primera vez.
En 1914, Adolf Florensa finalizó sus estudios de
arquitectura y empezó a dedicarse a la docencia. En 1920, obtuvo una cátedra de
Mecánica Racional, siendo además nombrado en 1924 arquitecto municipal del
Ayuntamiento de Barcelona.
Partiendo del Noucentismo, Florensa se decantó por la
Escuela de Chicago y la introdujo en España. Esta escuela de arquitectura se
fundamentó en un estilo arquitectónico basado en nuevos materiales y técnicas
de construcción y en grandes edificios comerciales y rascacielos. Su origen obviamente
fue la ciudad de Chicago de comienzos del siglo XX.
Adolf Florensa estuvo al frente de las obras más
importantes de la Escuela de Chicago construidas en Barcelona, durante los años
veinte del pasado siglo. Aún perduran en la Vía Layetana barcelonesa. He aquí
una lista de esas obras situadas en la citada avenida:
-número 28 - Inmobiliaria Catalana (1925)
-número 30 - Casa Cambó (1925)
-número 31 - Casal del Metge (1932)
-número 32 - Foment del Treball (1934-1936)
-número 45 - Casa Artur Suqué (1927)
De entre todas esas obras, la más destacada es la
Casa Cambó.
En la misma etapa que
realizó sus grandes obras de la Vía Layetana, Adolf Florensa también llevó a
cabo restauraciones que merecen ser recordadas. En 1926, junto con Antoni de
Falguera y Joaquim Vilaseca, reformó el edificio de la Casa de la Ciudad, sede
del ayuntamiento barcelonés. En 1928, llevó a cabo la Reforma de la Capitanía
General de Barcelona. En 1929, junto con Félix de Azúa, fue, además, el autor del
Palacio de Comunicaciones y Transportes de la Exposición Internacional de
Barcelona.
La obra de Adolf Florensa no se detuvo en los años
treinta con sus últimas obras de la Escuela de Chicago. Por el contrario,
Florensa prosiguió su carrera como arquitecto realizando esencialmente
restauraciones. En 1940, restauró la Catedral de Vic. Entre 1957 y 1962,
restauró el Monasterio de Poblet. Entre 1957 y 1966, restauró las Atarazanas
barcelonesas, siendo reconvertidas en un Museo Marítimo. En 1965, restauró la
Catedral de Barcelona. Palabras mayores dentro de la arquitectura.
Además de esas obras, Florensa publicó numerosos
artículos y libros como L'architecture gothique civile
en Catalogne (1935), La calle Montcada (1959),
La antigua casa de la ciudad (1960), La Casa de la Ciudad en los tiempos modernos (1960).
Adolf Florensa falleció en Barcelona en 1969,
dejando un legado enorme para la posteridad.
En Italia, le reconocieron su labor, otorgándole el
título de Caballero de la Orden al Mérito de la República Italiana (1964). En
Barcelona, recibió también a título póstumo la Medalla al Mérito Cultural de la
Ciudad de Barcelona (1969).
Cuando uno visita Barcelona y pasea por sus calles, tiene
mucho que ver. Pero sinceramente Barcelona no se acaba de conocer del todo si uno
no recorre la Vía Layetana, fiel reflejo a través de sus edificios de lo que fue
la ciudad durante el siglo XX. Recorrer la Vía Layetana supone en cierta forma un
regreso a ese siglo. Los edificios imponentes de Adolf Florensa tienen una
parte importante de culpa.
Gabe Abrahams es columnista y analista político. Participa en Eco Republicano desde mayo de 2021. Colabora en diversos diarios y revistas digitales, tanto de ámbito nacional como internacional.
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