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Eduardo Calvo García: Eludir las culpas

Eduardo Calvo García: Eludir las culpas
ELUDIR LAS CULPAS

Eduardo Calvo García

Son muchas las atrocidades por las cuales el republicanismo español no ha prosperado en los últimos 75 años. Sin embargo, para aclararlas todas, algunos republicanos ya han encontrado un chivo expiatorio: Han sido los comunistas. La culpa la tienen los comunistas por haberse apropiado de los símbolos republicanos. ¿Qué quieren que hagan, si nadie les ha puesto freno? Franco les dijo durante 40 años que eran la República y, ellos, se han hecho con la idea. No los cuestiona, ni el Rey.

No es mentira que el PCE, IU y todas las organizaciones político-culturales que están bajo su férula exhiban banderas tricolores en sus manifestaciones. No es menos cierto que, IU, con esa exhibición, intenta arañar votos de algunos republicanos románticos. Pero, ésta, no es la peor causa por la que el republicanismo en España se encuentre donde está. Que es igual que decir: en ninguna parte.

Los comunistas siempre han sido personas muy activas y comprometidas con su causa y, con todas las que les encomienda, la dirección de su Partido. Y, lo son, bajo un régimen monárquico o, uno republicano. A los comunistas españoles, les da lo mismo. Lo tienen demostrado.

Pero ¿Dónde están los republicanos puros, cívicos, liberales o medio pensionistas? ¿Qué hacen estos republicanos al respecto? ¿Con qué o, con quien, están comprometidos estos republicanos?

Al margen de las atrocidades perpetradas por el franquismo y la monarquía contra el republicanismo, el gran problema que le atenaza, a parte de su dispersión, es el exceso de políticos republicanos con una visión arqueológica de la República. Hablan, lacónicamente, de Laicismo. Dicen, no cuestionar la propiedad privada. Se refieren, (sin aclararlas) a un cúmulo de intenciones políticas. Yo les preguntaría: ¿Saben qué es el Laicismo? ¿Qué propiedad privada no pretenden cuestionar? ¿La propiedad privada de la Naturaleza en la que están incluidas: el agua de los ríos, la del mar, el aire, la tierra llana, las montañas, las cañadas, los arboles, las flores, la fauna? ¿A la de todos o, simplemente algunos, de sus recursos naturales? ¿A qué propiedad privada se refieren?

Los republicanos españoles, en cuestiones políticas, económicas y sociales, están igual de viciados que los monárquicos. Ni unos ni otros se han enterado que, un día, la Ilustración, ilumino las sombras de los crucifijos con las luces de la razón. Al unísono, ambos defienden (casi) las mismas cosas. (Rey arriba, rey abajo) Siguen aferrados a los problemas creados y, no resueltos, por la Revolución Francesa (iglesia, economía, política). Monárquicos y republicanos españoles, sin excepción, no han querido dar una solución a dichos problemas. Ninguno lleva en sus “programas” la puesta en solfa de la conducta inmoral de estos tres poderes fácticos del Estado. Han consentido que, los tres poderes, (siempre juntitos) continúen donde a ellos les gusta. La Iglesia, la economía y la política (siempre unidas en España) siguen ancladas en diferentes épocas, lejanas en el tiempo, de la historia larga de España (y del mundo). La iglesia, con sus ideas anti natura, sigue anclada en el siglo XVII. La economía, en el siglo XVIII y, la política, en el siglo XIX. Y no vale decir, que son tres problemas. Son, el problema.

Nacionalización de la tierra. Fiscalidad progresiva. Secularización de todas las instituciones del Estado. Laicización de la sociedad. Pleno empleo o, renta básica, para todos aquellos, que no tengan trabajo. Derecho a una vivienda perfectamente habitable que, no suponga para el ciudadano, más del 15% de su salario. Instrucción obligatoria desde los cero años y, sanidad, a cargo de los Presupuestos del Estado. Agua, electricidad, gas, teléfono, transportes públicos, carburantes, todos, han de ser, patrimonio del Estado. El bienestar de todo ciudadano, sin excepción, deberá estar perfectamente garantizado desde la cuna hasta tumba.

Y que a nadie se le ocurra decir, que yo soy comunista. Al que se le ocurra, le recomiendo que lea a Thomas Pain, a Thomas Jefferson, a Fernando Valera, a Antonio García Trevijano, a Jean Jacques Rousseau, a Pierre Josep Proudhon. Qué, para más señas, ninguno, al igual que yo, es sospechoso de ser comunista.

Eduardo Calvo García. Artículo publicado el 28 de junio de 2011

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