Cuatro son las preocupaciones de la gente: el paro, la
corrupción y el fraude, los problemas de índole económicos; y la clase
política, los partidos y la política en general. Nada nuevo; son exactamente
las mismas preocupaciones que el CIS ya detectó al menos hace dos años. «Se
retrocede con seguridad pero se avanza a tientas», dice Benedetti; y aquí
estamos tan atascados, que no es que no se avance, sino que retrocedemos en el
tiempo, hacia la pobreza, que parece irremediable.
Cuando la Política, con mayúscula, se hace más necesaria que
nunca, para abordar los graves problemas que nos llevan a la miseria y a la
pobreza, los políticos y la política en general, se ven como una de los cuatro plagas.
En lugar de verse como solución, se percibe como problema. La mayoría de ellos
se lo han buscado y no pocos se han enriquecido a costa de la situación. Un
79,8% de la población cree que la situación política es «mala» o «muy mala» y
sólo un 2,1% la ve como «buena» o «muy buena». De hecho, el 36,8% de los
españoles consideran que la situación política está peor que hace un año y el 48,6%
cree que dentro de un año seguirá igual o aún peor dice el 25,8%. (Datos
barómetro septiembre del CIS). Poco optimismo y ninguna confianza en la
política, los partidos y sus líderes, que siguen sin dar una respuesta efectiva
a los problemas reales, mientras la pobreza se extiende como la mala hierba.
Se percibe que estamos peor que nunca hemos estado en los
últimos treinta años, y que no vamos a recuperarnos en los diez o quince
próximos. El PSOE manifiesta que la situación que vive España, por culpa de la
crisis económica, es de «emergencia nacional». Desde Ferraz recuerdan, que 27
de cada 100 españoles —y dos millones de niños— se encuentran en riesgo de
pobreza o exclusión social. «En el actual marco social y con la brutal gestión
de la crisis ejecutada por las políticas neoliberales del Partido Popular,
muchos españoles se están viendo inmersos en la pobreza y muchos son los que
están en riesgo o en situación de exclusión social». Más allá de los datos
escalofriantes del paro, el empleo precario está provocando una situación nunca
antes conocida. Según un estudio de la Comisión Europea, sólo el 35% de los
españoles logra salir de la pobreza, aún encontrando trabajo.
La desigualdad social en España es una tenencia indecente al
alza. En 2013 los directivos ganaron un 7% más que el año anterior, mientras
que el sueldo de los trabajadores intermedios bajó un 3%. Siete millones de
personas —el 17% de hogares españoles—, sufren pobreza energética. Según un
informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, el número de personas que
pueden estar en riesgo de pobreza energética en España, aquellos que tienen que
destinar una cantidad desproporcionada de sus ingresos a pagar facturas de luz
y gas, subió, de cinco millones de personas en 2010 a unas siete millones en
2012 (El País 27 marzo 2014). Un millón cuatrocientas mil familias ya no puedan
calentar su comida, ni su casa, alojados en viviendas insalubres, con moho y
humedades, contraen innecesariamente enfermedades, produciéndose 7.200 muertes
prematuras al año. El gobierno ni se inmuta con este escenario.
Los datos en España mal por lo que escoden y la realidad peor
por el sufrimiento que engendra. Seis años después del inicio de la recesión
económica, las cifras de pobreza en el mundo son cada vez más preocupantes.
Según el último informe de Desarrollo Humano 2014 del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, del que se hace eco LaMarea.com, 2.200 millones de
personas o son pobres o se encuentran al borde de la pobreza (un tercio de la
población). A ello hay que sumar el aumento de la desigualdad: las 85 personas
más ricas del mundo acaparan la misma riqueza que las 3.500 millones más pobres.
El diario británico The Guardian daba a conocer un estudio del banco Credit
Suisse que señala que el 1% de la población más acaudalada del planeta atesora
el 48,2% del patrimonio global. Que paren este mundo que me bajo.
El aumento de esta desigualdad se está viviendo intensamente
en España, segundo país más desigual de la Unión Europea, sólo por detrás de
Letonia. Como para que presuma el gobierno como presume. Según datos de
Eurostat, la brecha entre el 20% más rico y el 20% más pobre, aumentó de 5,3 veces
en 2007 a 6,8 veces en 2011. Desde que comenzó la crisis, cerca de 750.000
familias subsisten, sin que, ninguno de sus miembros obtenga ingresos.
No hace mucho tiempo que la palabra pobreza se asociaba a África,
determinados lugares de Asia, Sudamérica, y los países llamados del Tercer
Mundo, en los que casi la totalidad de su población no tiene garantiza la
subsistencia. Hoy la tendencia ha cambiado de orientación y por ello, la Alianza contra laPobreza y la CumbreSocial, se han movilizado para protestar contra el crecimiento de la
desigualdad social y la precariedad en España y en el resto del mundo. Miles de
personas se han manifestado contra «la riqueza que empobrece», reclamando al gobierno
políticas sociales y fiscales «justas» para luchar contra la desigualdad y la
pobreza. Las organizaciones denuncian «las estructuras de un sistema que
mantiene a millones de personas en la pobreza y aumenta de manera escandalosa
las desigualdades». Por su parte la presidenta de la Coordinadora de ONG para
el Desarrollo en España, sostiene que a la pobreza «se la puede vencer con
justicia y voluntad política», invirtiendo recursos para erradicar «la marginación,
la pobreza y las desigualdades».
Con los signos que muestran la situación económica, la recuperación
va a tardar. Con estás, Rajoy sale de su sombra y anuncia que dará por superada
la crisis económica al final de la legislatura en 2015 y que España será el
país que más crezca de la zona euro. Pese a todo lo que dicen, o precisamente
por ello, he llegado a la conclusión de que tienen razón: «La crisis ha
terminado; ha llegado a su fin, aunque mi visión es diferente a la de los pronosticadores
y voceros oficiales: no hay brotes verdes, ni luz en el túnel. Solo un tronco
con ramas secas, por falta de riego y un túnel sin fin, frío y oscuro. Aquí
estamos. Es lo que querían. Es su modelo» (CuartoPoder.es 27 de julio 2013)
La valoración negativa de la opinión pública hacia la
política y los políticos, no es coyuntural. La percepción viene de lejos y
puede permanecer en el tiempo, si los afectados no toman medidas y el
«soberano» lo permite. Contra la desigualdad y la pobreza y para cambiar la
realidad, los partidos de izquierdas, deben liderar la marcha hacia el
bienestar. Como se dice en el Manifiesto #riquezaqueempobrece es preciso
establecer una fiscalidad justa y equitativa, con un sistema
tributario y un gasto público que redistribuyan la riqueza y combatan
las desigualdades, invirtiendo en los servicios públicos, la protección social
y la promoción del empleo decente, con el fin último de luchar contra la
pobreza y la exclusión, y garantizar la justicia y la cohesión social. Es
necesario cambiar.
«Se retrocede con seguridad pero se avanza a tientas». Hay
que dejar de vagar «a tientas hasta que una noche / se queda uno sin cómplices
ni tacto / y a ciegas otra vez y para siempre / se introduce en un túnel o
destino / que no se sabe dónde acaba» y cambiar la riqueza que empobrece, por
la de la colaboración y participación, que nos permita avanzar hacia un futuro de
bienestar para todos.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100