188 países representados en Naciones Unidas, exigen poner
fin al bloqueo contra Cuba. Estados Unidos e Israel siguen estando a favor de
bloquear el desarrollo económico, comercial y financiero del pueblo cubano. Mas
de cincuenta años han pasado y EEUU mantiene el castigo «inmoral e
injustificado», violando la propia Carta de la ONU, la legislación
internacional y los derechos humanos, contra la isla caribeña y su gente. No
parece que la política norteamericana vaya a cambiar.
Desde 1992, son 23 las resoluciones aprobadas por la
Asamblea General, a favor del levantamiento del bloqueo. Ahora ha sido la 68/8
por la «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero
impuesto por EEUU contra Cuba», aprobada por una aplastante mayoría: 188 votos
a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y tres abstenciones (Palau,
Micronesia e Islas Marshal). El bloqueo está teniendo un coste enorme para una
economía pequeña, alcanzando «1 billón 112.534 millones de dólares, calculados
al valor del oro». Cuba no puede utilizar en sus transacciones internacionales
el dólar estadounidense, ni tiene acceso a créditos de bancos en los EEUU ni de
sus filiales ni de las instituciones financieras internacionales. La aprobación
de la resolución es una señal inequívoca de la comunidad internacional a favor
de la independencia, la soberanía y la libertad del pueblo cubano.
El máximo órgano de debate de Naciones Unidas reafirmó,
entre otros principios, la igualdad soberana de los Estados, la no intervención
y no injerencia en asuntos internos, y la libertad de comercio y navegación
internacionales. El texto de la resolución aprobada, expresa preocupación por
la aplicación de leyes como la Helms-Burton, cuyos efectos atentan contra la
soberanía de otros Estados. Todos cuantos tomaron la palabra se refirieron al
bloqueo como una medida anacrónica que impone un castigo colectivo a la
población al no permitir el suministro de algunos bienes en ocasiones
indispensables, como algunos medicamentos. Los embajadores destacaron, que a
pesar de todo, Cuba ha mostrado su solidaridad internacional, como el envío de
brigadas médicas a los países afectados por el ébola, como el ejemplo más
reciente.
El bloqueo se lleva a cabo mediante un conjunto de medidas
de coacción y agresión económica, que provoca aislamiento, asfixia e inmovilidad
de Cuba. Se ha recrudecido el bloqueo económico, comercial y financiero y se ha
intensificado su aplicación extraterritorial en todas las regiones, mediante la
imposición de «enormes e insólitas multas» por 11 mil millones de dólares
contra 38 bancos, como el francés BNP Paribás, que realizan transacciones con
Cuba. Nada cambiará mientras Cuba tenga «uno de los sistemas económicos más
restrictivos del mundo (…) y no abra sus monopolios a la competencia privada»,
justificó el representante norteamericano. Todo por su dios el dólar, el libre
mercado, y la venganza vergonzante.
Pese al tiempo transcurrido desde 1960, el Gobierno de
Estados Unidos, lejos de poner fin al bloqueo, mantiene en vigor las leyes,
disposiciones y prácticas, que refuerzan los mecanismos políticos,
administrativos y represivos para una instrumentación más eficaz y deliberada
de su acoso «hostil y genocida». Todo, porque Cuba no ha renunciado a su
soberanía «ni al camino libremente escogido por su pueblo (...) y tampoco
desistirá en la búsqueda de un orden internacional distinto», manifestó el
canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla. El 7 de febrero de 1962, el presidente
J. F. Kennedy, declaró el bloqueo total contra Cuba. Los antecedentes se
remontan al año 1959, cuando EEUU empieza a aplicar políticas contra Cuba,
dirigidas esencialmente a socavar puntos vitales de la defensa y la economía.
Coincido con el ministro cubano, cuando denuncia que «el
bloqueo es un acto de genocidio», de acuerdo a la Convención de Ginebra de 1948.
La no intervención en los asuntos internos de los países, es un concepto
consagrado en la Carta de la ONU, que de nuevo se ve violada. El presidente Barack Obama, que había
prometido un nuevo tiempo tras décadas de relaciones hostiles hacia la isla,
también ha decepcionado en esto, recrudeciendo el bloqueo en el sector
financiero. El 70% e los cubanos han nacido bajo el bloqueo, los daños humanos
crecen y el sufrimiento de las familias incalculable.
Desde todos los ámbitos internacionales se insiste en poner
fin a medidas unilaterales que no estén respaldadas por el derecho
internacional. «Se debe respetar, sin excusas, la soberanía y la
autodeterminación de la nación cubana» es la opinión de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos Caribeños (Celac). Mercosur —Mercado Común del Sur integrado
por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela y Bolivia—cree que hay que poner
fin a un bloqueo unilateral que es «moralmente injustificable, legalmente
indefendible y contrario en todos sus aspectos al derecho internacional».
El bloqueo económico, comercial y financiero de Cuba por
parte del gobierno norteamericano, forma parte de la guerra sin cuartel, que
dio comienzo el mismo momento en el que se manifestó el triunfo de la
Revolución. EEUU, reaccionó de forma inmediata, con sanciones encaminadas a
doblegar la voluntad del nuevo gobierno, mediante un bloqueo total, que ha sido
una auténtica guerra económica, para recuperar su hegemonía en la zona, sin que
hasta ahora lo hayan conseguido. Medidas económicas posteriores, incluidas la
llamada Ley Torricelli o la Helms-Burton, son instrumentos «legales» contra
Cuba, junto con otras acciones que no lo fueron: la invasión en Playa Girón (1961)
o la Operación Mangosta (1963).
Las medidas contra la economía cubana, son anteriores a su
amistad con la extinta Unión Soviética. El presidente Eisenhower, tras la fuga
de Batista, comenzó la presión económica que perseguía impedir el
fortalecimiento de las posiciones revolucionarias. EEUU comenzó negando la
devolución de los fondos robados al erario público por los malversadores y
corruptos huidos —424 millones de dólares—, que se depositaron en bancos
norteamericanos, sin que nunca hayan sido devueltos, cuenta Andrés Zaldívar.
Según el «Análisis jurídico sobre la ilegalidad del bloqueo
impuesto a Cuba por los Estados Unidos», la estructura legal del bloqueo
representa una flagrante violación al ejercicio de los derechos humanos del
pueblo de Cuba, de ciudadanos de terceros países y de los propios ciudadanos
norteamericanos. Las disposiciones que pretenden avalar el bloqueo, violan los
principios fundamentales, leyes y costumbres que conforman el Derecho
Internacional, en lo que se refieren a las relaciones políticas, económicas,
comerciales y financieras entre los Estados.
Las acciones ejercidas contra Cuba por los gobiernos
norteamericanos, no son embargo como enuncian, sino bloqueo. Cuba no es deudora
de los Estados Unidos y no ha cometido delito alguno que les autorice el
secuestro y liquidación de sus bienes. Cuba no es una organización terrorista y
no ha sido ni es una amenaza para la seguridad internacional ni de EEUU y no
vale la pretensión de aplicar medidas de legítima defensa. EEUU emplea la
figura del embargo para no reconocer que aplica medidas de una guerra no
declarada contra el pueblo cubano. El aislamiento, la asfixia y la inmovilidad
a la que someten a Cuba, pretenden la rendición por la fuerza o por el hambre.
Espero que no lo consigan nunca.
Tuve la ocasión de conocer de primera mano, la vida de los
cubanos en el «periodo especial» en diferentes momentos, y ver la cara de la
gente que lo padece. En lo cotidiano, los cubanos tienen verdades dificultades
para obtener determinados recursos de primera necesidad. Me cuentan hoy, que se
aprecian graves contradicciones. Se encuentran medicamentos y productos alimenticios
americanos, sin que se sepa bien por donde entran a Cuba. Los cubanos que
tienen la oportunidad de viajar a EEUU, obtienen todo tipo de bienes de consumo,
incluso son muchos los que lo tienen como negocio. Un gran número de familias subsisten
bajo mínimos, con dificultades para «resolver» su vida, mientras que unos pocos,
no carecen de nada y copian costumbres y maneras de vivir de los cubanos en Miami.
En definitiva, las consecuencias del bloqueo afectan a los que menos tienen,
que lo soportan con su mostrada dignidad.
El bloqueo consigue que cuba se enroque en sus posiciones.
El estado de sitio está impidiendo el desarrollo económico y el bienestar de la
gente; con la pretensión de rendir voluntades por la fuerza o por el hambre. Someter
intencionalmente a un pueblo, a vivir en malas condiciones, con el propósito de
debilitar su decisión soberana e independiente, fue política medieval y hoy
canalla.
Me sumo a la petición que hacen los Eurodiputados de
Izquierda Unida Javier Couso y Marina Albiol, a la Alta Representante de la
Unión Europea para Asuntos Exteriores, Catherine Ashton, de rechazo claro y
contundente al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba; demandando que la UE
exija el cese de esa política a las autoridades estadounidenses, «que no deja
de ser un acto criminal y el principal obstáculo para el desarrollo económico y
social de la nación caribeña».
Ya es tiempo de que los Estados Unidos de la América del
Norte, den un giro a su política y se aleje definitivamente de aquella guerra
fría que dividía y mantenga relaciones de amistad con la totalidad de la
comunidad internacional de buena fe; dialogue y no haga la guerra, respetando
las diferencias en igualdad, soberanía e independencia. Siendo solidario con el
pueblo cubano y respetando su derecho a decidir, apoyo el rumbo hacia la
democracia participativa, como el mejor modelo para la convivencia en bienestar
y progreso.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100