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La orden fue dada, hay que liquidar el chavismo cueste lo que cueste

La orden fue dada, hay que liquidar el chavismo cueste lo que cueste
El modus operandi de EE.UU. no ha cambiado, el guión es previsible y apenas ha sufrido modificaciones en los últimos años. La ambición geopolítica norteamericana le lleva a imponer su modelo económico capitalista al resto de países y en caso contrario, opta por desestabilizarlos políticamente a través de bloqueos económicos y comerciales como ha ocurrido en Cuba, Venezuela e Irán. La sombra de la sospecha ha recaído sobre la presunta participación de los servicios secretos norteamericanos en la "Operación Cóndor" que significó el advenimiento de las dictaduras militares en América Latina durante la llamada "Guerra Fría" a mediados de los años sesenta. Por otra parte, las intervenciones militares de EE.UU. siempre en nombre de la democracia y la libertad, han sido constantes en los últimos tiempos, Vietnam, Corea, Irak, Libia, Afganistán, Siria, etc.., son algunos de los ejemplos más considerables.






Esas injerencias políticas de EE.UU. sobre otros países, se han manifestado de una forma más sofisticada y compleja en el caso de la República Bolivariana de Venezuela, a raíz de 1998 cuando triunfó la revolución bolivariana de Hugo Chávez, que cambió el rostro del país y puso los innumerables recursos naturales al servicio de la nación, aumentando el gasto social, reduciendo temporalmente la desigualdad económica y la pobreza.

Las políticas anti-imperialistas de Hugo Chávez, le condenaron a ser un adversario de la política exterior de EE.UU. y sus aliados. En este sentido, a lo largo de estos últimos años, los desencuentros han sido numerosos con las diferentes administraciones estadounidenses presididas por George W. Bush, Barack Obama y agravadas con Donald Trump.

Cabe recordar, que Venezuela denunció un intento de golpe de Estado en 2002 contra el presidente Hugo Chávez, lo que dañó gravemente las relaciones entre Washington y Caracas después de que el complot golpista fracasara. Por otra parte, el presidente Nicolás Maduro ha dado a conocer, en reiteradas oportunidades supuestos intentos golpistas de derrocamiento por parte de la oposición venezolana. El más grave fue un intento de magnicidio el 4 de agosto de 2018, cuando el presidente sufrió un atentado en Caracas.

Tras su deterioro de salud a consecuencia de un cáncer, Nicolás Maduro asumió el cargo de presidente encargado de Venezuela hasta la celebración de elecciones presidenciales, que ganaría en 2013 y volvería a ganar en 2018.

La victoria de Maduro continuó con las políticas "chavistas" de su predecesor, provocando que Venezuela sufriera una larga lista de sanciones internacionales por parte de EE.UU. y quedase suspendida del Mercado Común del Sur (Mercosur) para la creación de una zona de libre comercio. Este hecho ha generado un importante aislamiento comercial con desabastecimientos de los productos más básicos, dentro de una profunda crisis económica e institucional, con revueltas y manifestaciones de la oposición en las calles.

La crisis interina de Venezuela, fue utilizada durante las últimas elecciones presidenciales en España, donde la derecha acusaba a sus rivales políticos de querer arrastrar el país con políticas "chavistas" y "populistas", en un claro ejemplo de ocultar la inoperancia, la corrupción y el latrocinio patentes en España.

La crisis económica de Venezuela contrasta -paradójicamente- en un país que cuenta con la mayor reserva de petróleo del planeta en la llamada Faja Petrolífera del Orinoco, y que también posee abundantes reservas de gas natural y otras riquezas minerales como: diamantes, oro, coltán, hierro, níquel, bauxita, mármol, carbón, gratino, fosfatos, feldespatos, columbita, tantalio, torio, hierro, etc...

Toda esta cantidad de riquezas naturales disponibles suponen una amenaza para el propio país sudamericano, en primer lugar porque rivalizan con las de otros países, en segundo lugar porque despiertan los intereses de las élites más poderosas, y en tercer lugar por la competencia de otros países, como EE.UU, Canadá, China o Rusia que rivalizan para adquirir los derechos de explotación de los mismos a través de empresas privadas.

Desde que el día 23 de enero el presidente de la Asamblea Nacional Venezolana, Juan Guaidó, se juramentó como presidente encargado de Venezuela -sin pasar por las urnas-, el Gobierno de EE.UU. se convirtió en el primer ejecutivo en respaldar y legitimizar su cargo. Podemos deducir que presuntamente la orden de derrocar a Nicolás Maduro y el "chavismo" fue dada con el beneplácito de EE.UU. y sus aliados. "Ahora o nunca, hay que liquidar al chavismo, cueste lo que cueste", y para ello, hemos comprobado que varios países como Chile, Brasil, Colombia, Argentina, España, Francia, Alemania o Reino Unido, prometieron reconocer al opositor Juan Guaidó como presidente encargado si Maduro no convoca las elecciones en un plazo de ocho días. En contraste a esta situación, otros países como Uruguay, México, Bolivia, Cuba, China o Rusia, han reconocido la legitimidad de la presidencia de Maduro.

Esta situación de continuada injerencia en la soberanía nacional de Venezuela -a la que varios países señalan como una "dictadura"-, contrasta con las políticas colaboracionistas que estos mismos países mantienen con dictaduras mundialmente reconocidas como Arabia Saudí, país al que no se cuestiona en ningún momento su política interna a pesar de ser un país que vulnera los Derechos Humanos de manera reiterada.

Equipo de redacción de Eco Republicano

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