Víctor Arrogante
Mi intención era titular el artículo 50 mujeres asesinadas
50, pero he tenido que cambiarlo. Un nuevo asesinato termina con la vida de otra
mujer. El número de mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas en lo
que va de año se ha elevado a 51, tras confirmarse como víctima a la mujer
asesinada por su marido y cuyo cuerpo sin vida fue hallado en julio en avanzado
estado de descomposición en una vivienda de Almería, según la Delegación del
Gobierno para la Violencia de Género.
"La violencia de género no es un problema que afecte al
ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la
desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se
dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por
sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y
capacidad de decisión" dice el Preámbulo de la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de género, de 1 de diciembre 2004.
La cifra de las mujeres asesinadas, víctimas del terrorismo
machista, que es violencia de género con resultado
de muerte es un escándalo. Según la estadística oficial que se realiza
desde 2003, hasta 1026 mujeres han perdido la vida a manos de sus parejas o
exparejas. La Delegación del Gobierno, actualizó recientemente este
recuento oficial que, en lo que va de 2019, ya suma el mismo número de
asesinadas que en todo 2018, año en el que la cifra subió de 48 a 50 tras la
actualización. En este 2019, la violencia de género ha dejado 41 huérfanos; y
desde 2013 un total de 273.
Si nos atenemos a los datos que facilita Feminicidio.net, hasta 88 feminicidios y asesinatos de
mujeres se han producido en España, si se cuentan los feminicidios
íntimos no oficiales; los no íntimos, feminicidios infantiles y familiares,
feminicidio por prostitución o mujeres asesinadas por robo. Son datos, que
muestran la crudeza de la realidad y que detrás de los números aparece el
miedo, el dolor y el sufrimiento de las víctimas, familiares y amigos.
La ley contra la Violencia de Género ha cumplido quince años
años, y por el número de víctimas no ha dado el resultado que se esperaba −883
durante la vigencia de la ley. ETA asesinó en sus treinta y siete años de su
mala existencia a 829 personas −. Hay que seguir promoviendo medidas de
protección a las víctimas y programas de prevención de actos criminales,
dirigidos a las propias mujeres, los jóvenes, al entorno familiar y al conjunto
de la sociedad para que tome conciencia de la dramática situación. Y de forma
singular, campañas dirigidas hacia los hombres, para erradicar, los
comportamientos machistas de toda índole, como una de las grandes lacras
sociales de nuestro tiempo.
La estadística del Gobierno refleja que de las 51
asesinadas, sólo once (22%) presentaron denuncia previa. En cinco de los casos
en los que sí existía denuncia por maltrato se adoptaron medidas de protección;
y cuatro de ellas estaban vigentes en el momento del crimen. De acuerdo a los datos recopilados por el Gobierno, recogidos
por Europa Press, la mayoría de las víctimas mortales (40%) tenía entre 41
y 50 años, franja de edad que también predomina entre los agresores (40%). La
mayoría de las mujeres asesinadas eran españolas (60%), y también la mayoría de
ellas, el 64%, convivían con su presunto agresor. Respecto a los 50
presuntos agresores, la mayoría (el 62%) eran españoles. Tras cometer el
crimen, 14 se suicidaron y tres lo intentaron sin éxito.
Más datos que claman dignidad y justicia. El 70% de las
sentencias dictadas por violencia de género en el segundo trimestre del año
fueron condenatorias. Casi una de cada siete sentencias dictadas por los tribunales
de violencia de género (69,4%) entre los meses de abril y junio de este año ha sido
condenatoria, según el Observatoriocontra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del PoderJudicial. De las 13.252 sentencias penales, 9.242 acabaron en condena, lo
que supone un ligero incremento del 1,4% respecto a los datos registrados en el
mismo período del año anterior. Las Audiencias Provinciales y los juzgados
especializados en violencia sobre la mujer, son los que más sentencias
condenatorias emitieron, en torno al 87%, mientras que los juzgados de lo penal
condenaron un 57,6% de los casos.
El CGPJ resalta que en este segundo trimestre se produjo un
incremento en el número de órdenes de protección solicitadas y concedidas. Hay
que destacar la disminución de denuncias por violencia de género registradas.
Un total de 38.723 mujeres aparecen como víctimas de violencia de género en las
40.495 denuncias. En cuanto a la ratio de mujeres víctimas por cada 10.000
mujeres, destacan por encima de la media nacional (16,2), las comunidades de Canarias,
con una ratio de 22,6, Baleares (21,9) y la Comunidad Valenciana, con una tasa
del 21,5; mientras que la ratio más baja se dio en Aragón, con 9,8, Castilla y
León (10,1), Galicia (11) y Extremadura, con 11,7.
La violencia de género, el maltrato, el terrorismo machista,
no solo son aptitudes sociales y culturales aprendidas, son también una
manifestación más de la delincuencia de las mentes asesinas que matan a los
más débiles, y como tales actos han de ser tratados. Un maltratador es un
hombre desalmado, que aprovechando la relación y de su propia fuerza, utiliza a
la mujer, la considera su propiedad, la somete, le pierde el respeto como ser
humano, despreciando y atacando sus más preciados dones: la dignidad y la vida
misma. Los maltratadores, difícilmente corrigen sus hábitos. Hay que seguir
insistiendo en los cambios de conductas machistas; en la prevención de actos
criminales; y sobre todo proteger a la mujer víctima y al entorno familiar
sometido.
Los términos y conceptos en el marco de las violencias
machistas es amplio. Ya me permití esbozar unos apuntes y recopilar conceptos sobrelas formas sutiles e invisibles, las explícitas y visibles que tiene laviolencia, hasta llegar al asesinato. Los llamados micromachismos son
prácticas de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana, del orden
de lo micro, lo casi imperceptible, lo que está en los limites de la evidencia,
y machismo como una ideología de dominación. En la pareja se manifiestan como
formas de presión de baja intensidad más o menos sutil, con las que los varones
intentan imponer y mantener el dominio y su supuesta superioridad sobre la
mujer.
Una forma explicita de ejercer violencia contra las mujeres
es el chantaje emocional, el desprecio y la culpabilización. Mostrar desprecio hacia
ellas, humillarlas, ignorar su presencia y opinión, desvalorizar su persona.
Estas formas están basadas en la creencia que el varón tiene de monopolio de la
razón, de lo correcto y el derecho a juzgar las actitudes ajenas desde un lugar
superior. Presuponen el derecho a menospreciar. Conducen a presentar a la mujer
como inferior a través de un sinnúmero de desvalorizaciones, consonantes con
las desvalorizaciones que la cultura patriarcal realiza para hacer mella en la
autoestima femenina.
Las descalificaciones suponen el derecho a valorar
negativamente las actitudes de la mujer, denigrándola y quitándole el derecho a
ser valorada y apreciada a menos que obedezca las razones del hombre y haga lo
que según él es correcto". La ridiculización, el restar importancia y
seriedad a las opiniones femeninas, presentar como negativas las cualidades de
la mujer y desvalorizar cualquier trasgresión tradicional. La descalificación
apunta a la inteligencia: ¡no tienes ni idea!, ¡no sabes razonar!, o a la
capacidad de percepción: ¡tu exageras! o ¡tu estas loca!, que puede ser el
principio de amenazas, gritos e insultos, como forma visible y explicita de la
violencia. Después la violación, los abusos sexuales, la agresión física y como
culminación el asesinato.
Los gobiernos tienen que comprometerse en la prevención y
erradicación de las violencias machistas, así como en la asistencia y
reparación de todas las mujeres y sus hijos e hijas en situación de violencia.
La prevención ha de ser una política prioritaria, que tiene que incluir un
sistema coeducativo en todos los ciclos y formación específica de los
profesionales que interviene en los procesos. Es preciso eliminar la custodia
compartida impuesta, el régimen de visitas a los maltratadores y la retirada y
no cesión de la patria potestad a los maltratadores condenados. Hay que aportar
más recursos económicos y humanos a las políticas activas, integrales y participativas.
Mientras se sigan produciendo los asesinatos machistas, ¿no habría
que promover el suicidio previo de los maltratadores?. De esta forma, este año,
estaríamos hablando de 51 maltratadores menos y 51 mujeres estarían en la
plenitud de su vida disfrutando. Los que asesinan no son locos, son asesinos.
En estos tiempos compulsos de campaña electoral, habría que
exigir a los políticos un compromiso en la lucha contra la violencia machista.
Las víctimas se merecen la unidad de todos en la respuesta frente a un
intolerable fenómeno que tiñe de sangre nuestra convivencia ciudadana. Es una
cuestión de Estado.
Víctor Arrogante
En Twitter @caval100
Víctor Arrogante, profesor y analista político, colabora en Eco Republicano desde 2013
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